Osvaldo Herrera González, combatiente revolucionario que tuvo una activa participación en la última etapa de la lucha por la libertad de Cuba. Nació en la ciudad de Santa Clara el 25 de julio del año 1933. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal y el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara, que hoy lleva su nombre.
Al producirse el golpe de estado el 10 de marzo en una de las manifestaciones del directivo estudiantil, donde se encontraba Osvaldo, fue expulsado del instituto por su actitud y manifestaciones revolucionarias.
Apenas adolescente, Osvaldo Herrera encabezó las luchas estudiantiles en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara. En la capital matriculó Derecho en la Universidad de La Habana y continúo la labor conspirativa. Perseguido, sube a la Sierra Maestra, y se incorporó a la Columna Uno José Martí, comandada por el líder de la Revolución.
Ya en la Sierra Maestra, en septiembre de 1957, bajo el mando de Camilo Cienfuegos quien le asignó la tarea de llevar el diario de Campaña. Después de los sucesos de la huelga de abril tomó el mando de una de las guerrillas y salió a cumplir más tarde misiones, le correspondió reestructurar el Movimiento 26 de Julio en Victoria de Las Tunas, Holguín y Bayamo, con los grados de capitán del Ejército Rebelde, bajo el seudónimo de Orlando Leyva.
En el desarrollo de estas actividades fue víctima de una cobarde delación, capturado por los esbirros de la tiranía, lo sometieron a horribles torturas, por su valentía y compromiso con la Patria, no dijo una palabra que pudiera dañar a las tropas rebeldes, ni a sus compañeros del llano y de la Sierra.
Muy duros debieron ser los últimos minutos del capitán del Ejército Rebelde Osvaldo Herrera en las mazmorras de la tiranía. Como segundo de la tropa de Camilo Cienfuegos en los llanos del Cauto y capitán auditor había llevado el Diario de Campaña y conocía al detalle todo lo relacionado con la guerrilla.
También su más reciente condición de coordinador del M-26-7 en las ciudades de Bayamo, Manzanillo, Holguín y Victoria de Las Tunas lo hacían dueño de secretos sumamente codiciados por el enemigo. Sometido a salvajes torturas en el cuartel de Bayamo, no sabía hasta dónde podría resistir y temía tener un minuto de flaqueza.
Era el 23 de julio de 1958, y tan solo dos días después cumpliría 25 años. De sus labios no saldría ninguna palabra comprometedora. La muerte era preferible a la delación. Tomó el cinto lo amarró de la colombina y se dejó caer y así murió el día 23 de julio de 1958.
(Autora: Lic. Migdalia Cabrera Cuello. Especialista, Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial del PCC Villa Clara.)