Tren de fuego y dientes de hierro

 

En la primera mitad del siglo diez y nueve llegó a Villa Santa Clara el primer tren procedente de Cienfuegos. El periódico El Eco invitó a la inauguración publicando que el tren con los primeros viajeros venía arrastrado por una locomotora de doscientos caballos de fuerza. Fue grande el entusiasmo entre los vecinos para acudir a la llegada del tren.

Llamó mucho la atención que en la explanada del paradero aparecieron los isleños vecinos del Capiro y de fincas colindantes con sus bestias cargadas de yerba y maloja. A la llegada del tren los isleños se precipitaron con peligro de sus vidas a ofrecer a maquinistas y conductores el forraje para los caballos. Esto ocasionó un conflicto de orden público y tuvo que intervenir la autoridad.

Resultado, apaciguado este incidente motivado por la más inocente estupidez el director de la vía les dirigió la palabra a los isleños manifestándoles que los caballos del tren no comían yerba, que comían fuego y necesitaban leña. Más tranquilos se marcharon los proveedores de yerba comentando “Compay, si son caballos de fuego de qué diablo van a tener los dientes sino de hierro”

 (Escrito por: Marta Anido Gómez-Lubián, promotora cultural, profesora e historiadora.)

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